Wiki Filosofía del derecho
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Los abogados están llamados a ser directores de hombres, a ejercer una función de gravísima responsabilidad como es la de dar consejo al prójimo en asuntos que tienen repercusión social y cuyas consecuencias perjudiciales y trágicas en ocasiones, dependen en buena parte del consejo dado. Por tanto, sólo desconociendo esta función social y moral de la abogacía, puede sostenerse que al jurista le basta conocer el derecho positivo y dar en cada caso la solución legal a los problemas que se someten a su juicio Todas las profesiones liberales tienen que ver con la moral desde el momento en que toda actividad humana está regida por principios morales.


No basta que el ingeniero conozca a fondo su ciencia y la sepa aplicar en los casos concretos que se le plantean, ya se trate de la construcción de una carretera, de un puente o de una casa; se requiere, además, que proceda con honradez al ejecutar sus obras, que sea leal a sus clientes y no los explote traicionando la confianza que han depositado en él otro tanto cabe decir del médico, de quien se exige que tenga ciencia y conciencia, así como verdadero espíritu de caridad para sus pacientes. Pero en el abogado, aparte de que su profesión debe ejercerla con honradez y lealtad, el conocimiento de su disciplina no es completo, si no relaciona el derecho con la moral. La palabra misma “derecho” implica la idea de rectitud, y este concepto no se explica satisfactoriamente si no se relaciona con los principios racionales de la conducta humana, con los principios éticos. No basta ni interesa fundamentalmente la solución Legal de un caso, sino la solución justa; y es claro que quien se satisface con la primera, frecuentemente ni siquiera acierta con el verdadero punto legal.

En cambio, quien trata de que la solución legal coincida con la solución justa, insistiendo y prolongando el estudio de un asunto, casi siempre alcanza el objetivo propuesto y» de paso, descubre que el primer punto de vista legal considerado, ni siquiera representaba una estricta solución legal. El abogado que interviene como legislador o consejero de Legisladores, como juez y como postulante, sabe muy bien que para cumplir debidamente con su misión en cada uno de estos casos, no le basta saber lo que se puede hacer legalmente, sino lo que es justo hacer. No faltan intelectuales dispuestos a formular proyectos de ley injustos, o a dar forma legal a hs arbitrariedades de los déspotas o poderosos en turno, pero a nadie escapa que quienes así proceden no ejercen la abogacía sino un simple celestinaje intelectual, Algo parecido cabe decir de los, jueces que se olvidan de la justicia y prestan oídos a preocupaciones puramente formulistas —no se confunda el formulismo con el formalismo, o a influencias de otra índole.

En cuanto al abogado postulante, se le consulta como director: y es claro que deja de serlo, si se convierte en simple instrumento técnico al servicio de la voluntad de su cliente, con lo cual pierde, de paso, su dignidad. Es precisamente la filosofía jurídica. la que ahondando en el estudio de los problemas fundamentales del derecho, descubre al estudiante la naturaleza o esencia de lo jurídico y sus primeros principios de ética, permitiéndole formar de este modo un verdadero criterio jurídico a la luz del cual podrá apreciar no sólo la legalidad de las situaciones que le sean planteadas desde el punto de vista del derecho positivo, sino también la legitimidad de las leyes o instituciones que con carácter jurídico traten de imponerse o de hecho se impongan a la sociedad en que vive.

Esta disciplina es, en consecuencia, más que informativa, formativa, No está por demás recordar aquí las palabras con que Brentano terminó su famosa conferencia sobre El Origen del Conocimiento Moral, nuestra vida política, con sus numerosos defectos, rio se encaminará hacia su mejoramiento, como no se procure enérgicamente dar a los juristas una educación filosófica en consonancia con su alta misión.

Escrito por Fernando David Ramires Nuñes, Juan Omar Ortiz Zárate


EL FORMALISMO:

El Formalismo en el Derecho: En la historia del Derecho, el formalismo tuvo mucha importancia en las distintas épocas: Los pueblos primitivos se caracterizaban por un formalismo severo, complicado y rígido, lo que también se presentaba en el Derecho Romano. Los actos estaban ligados inseparablemente a sus formas y la menor desviación de la formalidad llevaba a la nulidad del acto, aún cuando el consentimiento de las partes fuese inobjetable y perfectamente probado. En los pueblos de cultura poco desarrollada, el formalismo era un sentido simbólico y tenía por fin impresionar el recuerdo de los testigos que luego serviría de prueba de la realización del acto y del cumplimiento de las formas. Con el correr de los siglos, poco a poco el formalismo fue perdiendo su rigidez. La Iglesia Católica luchó tenazmente contra ese rigorismo formalista, fomentando la buena fe en el cumplimiento de la palabra empeñada y la obligación de asumir las consecuencias de los actos por una razón de orden moral. El tráfico comercial obligó a simplificar las formalidades y el aumento de la cultura general trajo la difusión de la escritura como medio de prueba, lo que hizo innecesarias las formalidades que tendían a impresionar a los participantes y a los testigos. En el Derecho moderno se mantiene algo de formalismo, pero en otro sentido del que se utilizaba en la antigüedad, para dar mayor garantía a las partes en cuanto a la prueba y a su publicidad, aunque su omisión no afecta al acto en sí, como ocurría en el derecho

El Derecho, al regular las manifestaciones de la actividad del hombre, debe tener en cuenta que hay actividades que, por sí o por el objeto en que recaen, exigen, para evitar vaguedad o inseguridad jurídicas, formas prefijadas obligatorias cuyo incumplimiento cause la nulidad o inexistencia, la ineficacia, de los actos o manifestaciones

Así lo vemos en la regulación de los actos de última voluntad, que forzosamente habrán de revestir, so pena de nulidad absoluta, alguna de las varias formas prefijadas para los testamentos.

Vemos que este formalismo de las sucesiones mortis causa se cumple sin que se resienta la libertad ni se añore la soltura de manifestar de cualquier manera la voluntad para después de la muerte.

En el Derecho inmobiliario las manifestaciones de la voluntad deben constatarse con formas prefijadas obligatorias, por recaer sobre inmuebles que son trozos del territorio nacional, que perduran a través de los siglos, y por tanto, es de interés general la continuidad d« sus respectivos historiales, que anuden el presente con el pasado y den seguridad firme para vincular el futuro.

Respecto de los bienes muebles no interesa tanto su historial jurídico, porque no es larga su duración y, por tanto, no sería práctico exigir formas prefijadas en su tráfico, y por esto, en el Derecho mercantil hay más libertad de formas.

La continuidad del historial jurídico de los inmuebles sólo la vigencia de formas solemnes prefijadas puede asegurarla. Dice Ihering que "todo pueblo que ha sabido practicar el verdadero culto de la libertad ha sentido instintivamente el valor de la forma y ha comprendido que en sus formas poseía, no algo puramente exterior, sino et palladium de su liberta...

LENGUAJE DE EL DERECHO:





'Lenguaje '



Las variables lingüísticas se determinan en base a tres factores:

  • El espacio: los lenguajes varían conforme al ámbito geográfico. Incluso dentro de una misma lengua cabe distinguir varios lenguajes locales -en nuestro caso, los dialectos y su dialectos vascos- .


  • El tiempo: el lenguaje de antaño y el actual no son iguales. No hace falta escoger un amplio lapso de tiempo para apreciar dicha diferencia, basta con detenerse en el paso de una generación a otra.


  • El grupo: tampoco las personas pertenecientes a distintos grupos lingüísticos emplean el mismo lenguaje, que con frecuencia varía en función de su nivel social. Estas diferencias, en nuestro caso, vienen marcadas, más que por la clase social, por el nivel académico.


Con arreglo a este último factor cabe asimismo destacar el sociolecto o lenguaje empleado entre las personas que comparten una misma profesión, que confiere al hablante el estatus de pertenencia al grupo. El sociolecto, que no debe confundirse con el lenguaje técnico, llevado a sus extremos sería un argot cuya finalidad, además de dotar de identidad propia al grupo, sería la de resultar incomprensible por los no pertenecientes al mismo.

La modalidad lingüística de cada persona viene condicionada por el enclave geográfico, época y grupo a los que ésta pertenece. Y es que la afirmación de que el lenguaje perfila nuestra personalidad se fundamenta precisamente en el hecho de que nos sentimos identificados con el idiolecto o lenguaje determinado por las tres citadas coordenadas que llevan a sentirnos miembros de un lugar, de un tiempo y de un grupo concretos.

El estándar

Por encima tanto del reelecto, creolecito y sociolecto presentes en todas las lenguas como del idiolecto personal, se encuentra el denominado lenguaje estándar, una variable lingüística existente únicamente en las lenguas desarrolladas, absolutamente necesaria para su supervivencia y salubridad, y que los hablantes emplean de una forma neutral para garantizar la mutua comunicación.

En el caso del euskera, hay que tener cuidado de no confundir el euskera estándar con el euskera batua. Cierto que las normas y recomendaciones aprobadas para este último resultan provechosas para la consolidación del euskera estándar; sin embargo, puede darse el caso de que éste último tenga la condición de dialecto, como sucede, por ejemplo, con el vizcaino estándar -a este respecto, cabe subrayar el esfuerzo realizado por los grupos de euskera de determinadas localidades por consolidar los su dialectos estándar- .

Lo que en todo caso está fuera de dudas es que el lenguaje estándar constituye el pilar básico de los lenguajes de especialidad, motivo por el cual es importante que haya alcanzado un cierto grado de consolidación. Aunque todas las lenguas cuentan con las ya mencionadas variables, únicamente aquéllas que dispongan de un lenguaje estándar darán lugar a los lenguajes técnicos o especializados.

'El tecnolecto' '

El tecnolecto o lenguaje de especialidad, es una variable lingüística para fines especiales (en inglés, language for special purposes = LSP) que tiene por objeto garantizar la comunicación técnica entre los expertos. En nuestras universidades recibe el nombre de euskera técnico.

Este lenguaje técnico cuenta con una terminología y fraseología específicas, aunque no todas comparten el mismo nivel de abstracción. De menos a más, se encuentran el lenguaje profesional (como por ejemplo el pesquero, que se sirve de palabras singulares aunque pertenecientes al lenguaje estándar, con total ausencia de la abstracción), el lenguaje técnico, el lenguaje científico y el lenguaje simbólico (como es el caso de la simbología matemática, de lenguaje absolutamente abstracto).

En el caso del Derecho, las leyes y normas presentan por lo general un mínimo nivel de abstracción, casi única y exclusivamente perceptible en el caso de las generalizaciones, aunque prácticamente inexistente en los documentos jurídicos (contratos, testamentos, etc.). Por contra, el mayor nivel de abstracción se encuentra en la dogmática y en la ciencia del Derecho, muchos de cuyos conceptos jurídicos, lejos de constar en los textos normativos, son resultado de la conceptualización derivada de la búsqueda de interpretaciones coherentes de las normas.

El ordenamiento jurídico, foco de interés para el ciudadano, debe redactarse de un modo que facilite su comprensión; sin embargo, en vista de lo próxima que se encuentra la ciencia del Derecho con respecto a los intereses de la filosofía y de los expertos, difícilmente se podrían defender la homogeneidad del lenguaje jurídico y de su redacción. El lenguaje predominante en los documentos jurídicos y tecnolectos es el estándar, que resulta más claro cuando emplea términos procedentes del tecnolecto, al menos en lo que respecta a los textos legales, al ser estos de aplicación general o, cuanto menos, a una gran parte de la sociedad.

Dejaremos para más adelante el análisis de la diferencia existente entre el tecnolecto (lenguaje técnico) y el sociolecto (lenguaje de un grupo creado por los expertos de un determinado ámbito en el ejercicio de su profesión).

'El lenguaje jurídico' '

El Derecho, en tanto que regula, y por tanto, condiciona, la vida y los intereses de los individuos, ha de emplear un lenguaje claro y concreto, perfectamente comprensible para la gran mayoría de los miembros de la sociedad. La realidad, sin embargo, suele por lo general ser bien distinta.

Se diría que uno de los requerimientos de la seguridad jurídica habría de ser la concomitancia entre el lenguaje del Derecho y el empleado por la sociedad en el que es aplicado, pero no es el caso. Y es que la función encomendada al Derecho de regular las relaciones sociales la lleva a huir de las imprecisiones que manifiestan innumerables palabras del lenguaje coloquial y a concretar, delimitar e incluso cambiar artificialmente su significado.

El interminable proceso de concreción de términos -o de las palabras técnicas- supone más una meta que un triunfo. Una anécdota puede resultar de ejemplo suficientemente esclarecedor como para mostrar la divergencia existente entre el lenguaje coloquial y el técnico-jurídico. Se trata de cuando el abogado comunica a su cliente que no dispone de capacidad de obrar para tal o cual actuación jurídica, a lo que éste, indignado, le responde que se encuentra ante una persona de suma capacidad de obrar, que cuenta con una sólida formación y preparación académica. Resulta que la comunicación no ha sido satisfactoria: mientras que el término jurídico empleado por el abogado alude a la capacidad legalmente recogida en el Código Civil, el cliente realiza una interpretación coloquial, entendiendo que tal término se refiere su propia valía o destreza.

'La terminología del Derecho' '

Otro tanto sucede con respecto a la terminología. Tomemos por ejemplo la palabra persona: si bien en el lenguaje coloquial significa "ser humano", en el ámbito del Derecho es todo sujeto titular de obligaciones y derechos quien tiene tal consideración, corporaciones, sociedades, comunidades o fundaciones inclusive. De igual modo, la palabra manutención significa coloquialmente "alimento", pero en el Derecho Civil su acepción se extiende a la vivienda, la vestimenta, la educación, y, en fin, a todo lo necesario para vivir.

Toda esta serie de "nuevos" significados vienen establecidos en la ley. Así, los diccionarios definen la palabra interesado como persona que tiene interés o curiosidad en una cosa, pero el significado que adquiere en el Derecho Administrativo viene determinado por el artículo 31 de la Ley 4/1999 del Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, en la que de poco sirve el tener interés o curiosidad.

Por último, cabe decir que el lenguaje técnico-jurídico ocasionalmente se sirve de palabras en desuso en el lenguaje coloquial, tales como evicción o soborno.

'Un lenguaje jurídico claro' '

El principio de la seguridad jurídica exige, por tanto, que toda definición de los términos y expresiones que se aleje del significado que adquieren en el lenguaje coloquial sea proporcionada por las propias normas, como de hecho acostumbran a hacer, aunque no siempre.

De igual modo, hay que tener en cuenta que el sociolecto que emplean los expertos de un determinado ámbito perjudica seriamente al lenguaje técnico o tecnolecto. El enrevesado lenguaje empleado en la literatura jurídica nada tiene que ver con el lenguaje técnico. Hay que tratar de evitar la confusión entre la fraseología y el léxico que los operadores del Derecho emplean en sus informes, recursos, sentencias y escritos con la terminología.

El reiterado empleo de la palabra otrosí que consta en las peticiones de los escritos que los abogados presentan al juez no responde a una exigencia legal; no se trata más que de un innecesario vestigio de la antigua retórica. En realidad, bastaría con enumerar las peticiones bajo un sólo epígrafe, como podría ser ruegos, pero nos empeñamos en acatar las costumbres como si se trataran de auténtica terminología jurídica. Lo mismo cabe decir respecto a la repetitiva utilización de teniendo en cuenta que, en lugar de recurrir a términos como Hechos Probados o Fundamentos de Derecho.

Finalmente, hay que tener en cuenta que el lenguaje jurídico es un instrumento de comunicación que concierne no sólo a los expertos, sino también a los ciudadanos de a pie cuyos intereses debe defender. El hecho de que el abogado haga las veces de intérprete no garantiza de por sí la seguridad jurídica; el cliente debe conocer y entender el contenido de los escritos que le afectan, incluso para el mero hecho de cerciorarse de la calidad de la labor del abogado. La costumbre de estos últimos de ignorar al cliente en los escritos dirigidos al juez como si el asunto en cuestión no fuera de su incumbencia, y de tratar de emplear un lenguaje lo más cultivado posible, está, desafortunadamente, demasiado extendida, cuando lo recomendable sería que los textos jurídicos, sin necesidad de rebajar su formalidad, procuraran aproximarse al lenguaje estándar, máxime teniendo en cuenta que se trata de la base del lenguaje jurídico.

De este modo, el lenguaje jurídico sería no ya un enrevesado argot, sino un eficaz instrumento de comunicación que, en aras de cumplir con su finalidad comunicadora, variaría en función de los objetivos y de las circunstancias de cada ocasión, teniendo en todo momento presente a los receptores e interesado en su contenido



'Filosofía del lenguaje '

La filosofía del lenguaje es una rama de la filosofía que estudia el lenguaje. Es filosofía en cuanto que estudia fenómenos tales como el significado, la verdad, el uso del lenguaje (también llamado "pragmática"), el aprendizaje y la creación del lenguaje, el entendimiento del lenguaje, el pensamiento, la experiencia, la comunicación, la interpretación y la traducción, desde un punto de vista lingüístico. Los lingüistas se han centrado, casi siempre, en el análisis del sistema lingüístico, con sus formas, niveles y funciones, mientras que la preocupación de los ‘filósofos del lenguaje’ fue más profunda o abstracta, interesándose por cuestiones tales como las relaciones entre el lenguaje y el mundo, esto es, entre lo lingüístico y lo extralingüístico, o entre el lenguaje y el pensamiento. De los temas preferidos por la filosofía del lenguaje merecen ser destacados el estudio del origen del lenguaje, la simbolización del lenguaje (lenguaje artificial) y, sobre todo, la actividad lingüística en su globalidad, y la semántica en particular, la cual en la ‘filosofía del lenguaje’ aborda las designaciones y la llamada semántica derivativa.


Concepciones del lenguaje '

Ambas son las concepciones pre aristotélicas del lenguaje: naturalismo y convencionalismo. El naturalismo apuesta por la postura de la mimesis, en la que el lenguaje (componentes lingüísticos y ontológicos) ofrece un reflejo fiel de la realidad, y por tanto constituye un método heurístico para alcanzar el conocimiento de la realidad. El convencionalismo niega una conexión directa de tal forma que la utilización de los nombres es por convención social (nomoi construidos por ethoi). Niega pues la capacidad del lenguaje de ofrecer un reflejo fiel de la realidad.

El significado es un concepto fundamental para la filosofía del lenguaje. El concepto es mirado desde un punto de vista netamente filosófico y a veces psicológico. Por lo general, no se estudia lo que palabras individuales u oraciones puedan significar, cosa para la cual existen los diccionarios y enciclopedias. Así entonces, con respecto al significado, han surgido las siguientes preguntas: ¿Cuál es la naturaleza del significado?, ¿qué significa la palabra "significado"?, ¿cuál es la razón por la cual las expresiones tienen los significados que tienen y no otro?, ¿qué expresiones tienen el mismo significado que otras? y ¿por qué?. ¿Cómo es posible componer las oraciones en "todo" con sentido?, ¿tienen las partes de una oración sentido? y ¿cómo pueden los significados de las palabras ser conocidos por los hombres?

En una temática parecida surge el fenómeno de la verdad y su relación con el significado. Más que estudiar qué oraciones son actualmente verdaderas, esta rama de la filosofía estudia qué tipo de significados pueden ser verdaderos o falsos. Así, entonces, pueden surgir preguntas tales como: ¿Qué significa que una oración sea verdadera?, ¿pueden oraciones sin sentido ser verdaderas o falsas?, ¿pueden ser verdaderas o falsas la oraciones que se refieren a cosas que no existen? y ¿son las oraciones las que son verdaderas o falsas, o es el uso de estas el que determina su valor de verdad?

Con respecto al uso del lenguaje, un área de la lingüística llamada pragmática, pueden surgir preguntas tales como: ¿Qué es lo que en realidad hacemos con el lenguaje?, ¿cómo es que lo usamos socialmente?, ¿cómo se relaciona el lenguaje con el mundo? y ¿cuál es el propósito del lenguaje?

Referente al aprendizaje y creación del lenguaje, ha cabido preguntarse, entre otras cosas: ¿Es posible tener algún tipo de pensamientos sin tener vocabulario?, ¿qué tipos de pensamientos necesitan vocabulario para existir?, ¿cuál es la influencia del lenguaje y el vocabulario en el conocimiento del mundo? y ¿puede alguien pensar sin usar el lenguaje?

Tocando posteriormente el tema del pensamiento y la mente, también se ha preguntado: ¿Cómo se relaciona el lenguaje con la mente del emisor y la del receptor?, ¿cómo se relaciona el lenguaje con el mundo?, ¿cómo construye nuestra realidad el lenguaje?

La filosofía del lenguaje es parte vital de una filosofía en general, debido a que puede determinar noción de experiencia y la existencia del sujeto, así como también la noción de uno mismo.

'Filósofos del lenguaje '

Algunos de los filósofos del lenguaje más importantes son Frege, Russell, Whitehead, Wittgenstein, Humboldt, Morris, Gadamer, John L. Austin y Mijaíl Bajtín.

Los filósofos del lenguaje no están muy preocupados con el significado individual de una palabra u oración. El diccionario más cercano o la enciclopedia pueden resolver el problema sobre el significado de las palabras y cómo hablar correctamente un lenguaje al saber cuál es el significado de la mayoría de las oraciones.

Lo que más les interesa a los filósofos es la pregunta: ¿Qué significado tiene una expresión que quiere decir alguna cosa?, ¿por qué las expresiones tienen el significado que tienen?, ¿qué expresiones tienen el mismo significado que otras expresiones y por qué?, ¿cómo puede conocerse el significado?, y la pregunta más básica: ¿qué se ‘quiere decir’ cuando usamos el término "significar”?

En la misma línea los filósofos se maravillan sobre las relaciones entre el significado y la verdad. Los filósofos están menos interesados en conocer qué oraciones son realmente verdad, y más en qué tipos de significados pueden ser falsos y cuales verdaderos. Algunos ejemplos sobre las preguntas orientadas a la verdad que los filósofos del lenguaje se preguntan, incluyen: ¿Pueden oraciones sin significado ser verdaderas o falsas? ¿Qué ocurre con oraciones sobre cosas que no existen? ¿Son las oraciones las verdaderas o falsas? o ¿Es el uso de las oraciones lo que las hace tales?

El lenguaje y la verdad son importantes no solo porque son usados en nuestra vida diaria, sino porque el lenguaje forma el desarrollo humano desde la primera infancia y continúa hasta la muerte. El conocimiento en sí mismo se entrelaza con el lenguaje. Nociones de sí mismo, la experiencia y la existencia pueden depender enteramente de cómo el lenguaje es usado y es aprendido a través del lenguaje.

El mismo tema del aprendizaje del lenguaje nos lleva a preguntas interesantes. ¿Es posible tener pensamientos sin tener lenguaje?, ¿qué tipos de pensamiento se necesitan para que el lenguaje ocurra?, ¿cuánto influye el lenguaje en el conocimiento del mundo y como actúa en él?, ¿se puede, de algún modo, razonar sin el uso del lenguaje?...

La filosofía del lenguaje es importante por todas las razones arriba mencionadas, y también es importante porque es inseparable de cómo uno piensa y vive. La gente, en general, tiene un conjunto de conceptos vitales, los cuales están conectados con signos y símbolos, incluyendo todas las palabras (símbolos): objetos, amor, bueno, Dios, masculino, femenino, arte, gobierno, etc. Incorporando “significado”, cada uno ha formado una visión del universo y cómo ellas -las palabras- tienen un significado dentro de él.

'Filosofía del lenguaje en el seno de la filosofía continental' '

En el seno de la filosofía continental la filosofía del lenguaje no es estudiada, como sí sucede dentro de la filosofía analítica, como una disciplina independiente. Sin embargo, las reflexiones en torno al lenguaje son fundamentales en multitud de ramas filosóficas tradicionalmente etiquetadas como pertenecientes a la filosofía continental, por ejemplo, la semiótica, la fenomenología, la ontología, el heideggerianismo, la hermenéutica, la deconstrucción, el estructuralismo, el existencialismo o la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt. En casi todas estas disciplinas la idea de lenguaje es remitida al concepto de logos desarrollado en la filosofía griega antigua entendida como discurso o dialéctica. El lenguaje y los conceptos son observados como formando parte de la historia cultural.

En el campo de la hermenéutica, es decir, la teoría de la interpretación en general, las reflexiones en torno al lenguaje han jugado un papel fundamental en el seno de la filosofía continental a lo largo de todo el siglo XX, en particular dentro de la línea de reflexión iniciada por Martin Heidegger con su propuesta de giro ontológico de la comprensión. Martin Heidegger combinó la fenomenología desarrollada por su maestro Edmund Husserl, la hermenéutica de Wilhelm Dilthey y gran cantidad de conceptos heredados de la filosofía de Aristóteles para desarrollar su concepción particular del lenguaje. Heidegger consideraba que el lenguaje actualmente está cosificado por el sobreuso de los conceptos más fundamentales y, por ello, estos conceptos ya no son aptos para emprender el estudio en profundidad del Ser. Por ejemplo, la propia palabra ser se ha cargado con multitud de acepciones que la hacen inadecuada para la expresión. Es por ello que Heidegger se vale de la ductibilidad de su idioma materno, en el que escribió todas sus obras, el alemán para crear nuevas palabras que no estuvieran cosificadas por su uso que fueron empleadas en el desarrollo de su filosofía. En este trabajo de reinvención lingüística Heidegger renunció a conceptos fundamentales de la tradición filosóficas como, por ejemplo, conciencia, ego, humanidad, naturaleza. Dentro de los conceptos más importantes generados por Heidegger se encuentran el de Ser-en-el-mundo In-der-Welt-Sein, Seyn o Exsistencia (conforme con las traducciones habituales). En su célebre obra El ser y el tiempo (Sein und Zeit, también traducida como Ser y tiempo, prescindiendo de los artículos) Heidegger construye sus filosofía del lenguaje en torno al concepto fundarte de Ser-en-el-mundo, tal filosofía se centra en el habla, esto es, en el empleo que se realiza del lenguaje de forma cotidiana. Heidegger considera que la escritura no es más que un suplemento del habla (en esto sigue la consideración platónica contenida en el Fedro), esto se debe a que el lector construye su propio habla interna mientras lee. La característica fundamental del lenguaje es que éste es anterior al habla, cuando somos arrojados al mundo el lenguaje ya está ahí, con sus significados culturalmente establecidos. Debido a este suceso Heidegger puede hablar de un cierto pre comprensión del mundo contenida, a priori, en el lenguaje. Sin embargo, esta pre comprensión sólo emerge una vez se ha nombrado la cosa o articulado su inteligibilidad.

El filósofo alemán, y discípulo de Martin Heidegger, Hans Georg Gadamer popularizó estas ideas en su obra Verdad y método (Wahrheit und Methode, 1960) en la que proponía una ontología hermenéutica completa. En esta obra Gadamer considera que el lenguaje es "la esencia del ser humano" y que como tal es el medio a través del cual es posible que la comprensión tenga lugar en el ser humano, es más, todo lo que puede ser comprendido es lenguaje. Para Gadamer el mundo es constituido lingüísticamente y no puede existir nada más allá del lenguaje.

En otro sentido, el filósofo Paul Ricoeur propone una hermenéutica que enfatiza el descubrimiento de los significados ocultos en los términos equívocos que se emplean en el lenguaje ordinario. Otros filósofos que han trabajado, dentro de la filosofía continental, cuestiones relativas al lenguaje con gran ahínco y profundidad son: Jacques Derrida, Gilles Deleuze, Michel Foucault, Julia Kristeva, Walter Benjamin, Theodor Adorno o Herbert Marcuse.

La riqueza de enfoques acerca del lenguaje en el seno de la filosofía continental es mucho más variada y amplia que la que se viene realizando dentro de la filosofía analítica, por ello nos toparemos con una enorme cantidad de autores y disparidad de criterios.

' Historia '

Las preguntas sobre el lenguaje nos llevan atrás a los comienzos de la filosofía occidental con Platón, Aristóteles, y los Estoicos.

En el Crátilo, Platón considera si la pregunta de nombrar las cosas está determinada por convenciones o por la naturaleza. Él criticaba los convencionalismos porque lo dirigían a extrañas consecuencias, ya que ninguna cosa puede ser nombrada convencionalmente por ningún nombre. Así que el convencionalismo no debe tomarse en cuenta para la correcta o incorrecta aplicación de los nombres. Platón afirmaba que era una natural propiedad de los nombres. Para hacer eso, apuntaba que las palabras compuestas y las frases tienen un rango de propiedad. Por ejemplo, es obviamente erróneo decir que el término “casa del lago” está bien, cuando se refiere a decir un gato, porque los gatos no tienen nada que hacer en una casa o en botes. También mencionaba que los nombres primitivos (o morfemas) tienen una natural propiedad, porque cada fonema representa ideas básicas o sentimientos. Por ejemplo el sonido de la letra L, para Platón representa la idea de suavidad. Sin embargo, al final de Crátilo tiene que admitir que las convenciones sociales estaban involucradas y que había defectos en la idea de que los fonemas tenían significado individual.

Aristóteles se ocupaba de temas de lógica, categorías y la creación del significado. Él separaba las cosas en categorías de especies y género. Pensaba que el significado del predicado estaba establecido a través de una abstracción de las similitudes entre varias cosas individuales. Esa teoría más tarde se llamó nominalismo.

Los filósofos estoicos hicieron una contribución importante al análisis gramatical , distinguiendo cinco partes en el habla: el sujeto, el verbo, el apelativo, las conjunciones, y los artículos. Ellos también desarrollaron una importante doctrina del lektón asociada a cada signo de un lenguaje, pero distinto tanto del signo en sí mismo y del signo como referido a. Este Lekton era el significado (o sentido) de cada término. El Lekton de una oración es lo que hoy podríamos llamar proposición. Solo las proposiciones se las consideraban “productoras de verdades” (x ej. Podrían ser consideradas verdaderas o falsas, mientras que las oraciones eran simplemente los vehículos de expresión). Diferente Lekton podría también expresar cosas además de proposiciones, como órdenes, preguntas y exclamaciones.

'Filosofía del lenguaje en la Edad Media '

Viene marcada por la obra de San Agustín y por la traducción del De interpretatione por parte de Boecio. En cuanto a San Agustín, varios aspectos de su teoría del lenguaje merecen ser destacados, bien por su importancia en sí o por su influencia en los escolásticos posteriores. Tiene una filosofía del signo que incluye la definición de este como realidad material que evoca en el entendimiento una realidad ajena (De doctrina cristiana). El signo lingüístico está constituido por una unión intrínseca de sonido y significación (De Magistro). No es concebible un signo sin significado (sonido vacuo). En el significado reside el núcleo del valor o la fuerza (vis) del signo lingüístico, aunque no se identifica con ellas. La fuerza del signo es una noción más amplia que incluye tanto la significación como las diferentes formas en que tal significación afecta a una audiencia (principia dialectae). La impresión que produce la teoría de signo de San Agustín es la que propugna una conexión directa entre el signo y la cosa significativa. Saber el significado de una palabra es saber indicar la realidad que invoca en el espíritu. Pero hay que tener en cuenta que distingue entre dos planos en los cuales se puede considerar al signo: uno, el plano exterior, en cuanta realidad fónica (vox verbi); otro en cuanta realidad interior, auténtico signo. Las palabras pertenecientes a este lenguaje interior son comunes a todas las lenguas e independientes de su traducción verbal a una lengua concreta. En realidad, la relación que guardan entre sí los dos niveles del lenguaje es una relación semiótica: las palabras exteriores son signos de las palabras interiores.

El conocimiento de las obras de Aristóteles en el siglo XIII animó las reflexiones lingüísticas de los filósofos medievales. Impulsó las investigaciones sobre las propiedades terminorum y los sincategoremata, esto es sobre la naturaleza semántica de los términos y sobre la función y significado de las características lingüísticas (William de Shyreswood, Pedro Hispano, Guillermo de Ockham) Estos autores distinguieron dos propiedades fundamentales en los términos: la significativo y la supositivo.

El significativo es una propiedad esencial de los términos categoremáticos. Consiste en la capacidad que tiene el término para presentar el entendimiento una cosa bajo el aspecto formal. Puede ser mediata (o a través de la imagen mental) o inmediata (representando propiedades reales de lo significado). El supositivo puede ser considerado una noción tanto sintáctica como semántica.

Mientras que en el siglo XIII la filosofía del lenguaje que sustentaba las nociones gramaticales era fundamentalmente realista (el Modus ascendí de las cosas determina el Modus intelligendi y éste el Modus significando), aristotélica, en el siglo XIV el nominalismo de Guillermo de Ockham introdujo un nuevo sesgo en las investigaciones lógico-semánticas. (Los conceptos son ejemplificados o instanciados por los individuos, pero no constituirán realidades aparte de estos individuos).

Los filósofos medievales estaban francamente interesados en las sutilezas del lenguaje y en su uso. Para muchos intelectuales, ese interés era provocado por la necesidad de traducir los textos griegos al latín. Había varios notables filósofos del lenguaje en el periodo medieval. De acuerdo con Peter King, había controversias y disputas, Pierre Abelard anticipaba las ideas modernas de sentido y referencia mientras debatía la cuestión de los universales. También la Summa Logicae de Guillermo de Ockham llevó adelante una de las primeras propuestas serias en la codificación del lenguaje mental.

Los académicos del periodo medieval como Ockham y John Duns Scot, consideraban lógico hacer una Scientia Sermocinalis (ciencia del lenguaje). El resultado de sus estudios fue la elaboración de nociones filosófico-lingüísticas, cuya complejidad y sutilidad ha sido sólo recientemente apreciada.

Muchos de los más interesantes problemas de la filosofía del lenguaje moderno fueron anticipados por los pensadores medievales. El fonema de vaguedad y la ambigüedad fueron analizados intensamente y lleva a un aumento del interés en los problemas relacionados al uso de palabras.

De todos modos, los filósofos han siempre discutido sobre el lenguaje, y tomaron un papel central en la filosofía en los comienzos del siglo diecinueve, especialmente en el mundo de habla inglesa y en partes de Europa. La filosofía del lenguaje penetró tanto que por un tiempo, en círculos filosóficos analíticos, la filosofía en un todo era considerada una cuestión de filosofía del lenguaje.

En el siglo veinte, el lenguaje se transformó en algo aún más central, dentro del las mayoría de la diversas tradiciones de la filosofía. La frase “el vuelco lingüístico”, fue usada para describir el valioso énfasis que en días modernos los filósofos le dieron al lenguaje.

'Lenguaje y cultura '

Entre lenguaje y cultura se da una relación de intercambio recíproco. Por una parte el lenguaje es un producto cultural, que refleja en parte una cultura, pero, por otra parte, el lenguaje es condición de la cultura y contribuye a crearla. El lenguaje es una forma de cultura, quizá la más universal de todas y, de todos modos, la primera que distingue inmediata y netamente al hombre de los demás seres.

La conexión entre lenguaje y cultura fue acentuada especialmente en el ámbito del idealismo alemán. El lenguaje, a juicio de Hegel, es la “actualidad de la cultura”. Humboldt y, posteriormente Karl Vossler subrayaron que la actividad lingüística representa un objetivarse del sujeto que, al actuar, da forma por sí mismo a un cosmos, y después de haber actuado, contempla su producto como algo distinto de sí mismo, listo para moldearse en nuevos actos expresivos. El lenguaje es considerado como una creación, arte realizado por un espíritu libre.

El lenguaje es manifestación de una cultura, pues cada lengua contiene los saberes, ideas y creencias acerca de la realidad que comparte una comunidad. El lenguaje es la primera forma de la que el ser humano dispone para fijar y objetivar el conocimiento de sí mismo y del mundo. A través de la palabra, que da un nombre a las cosas y a los objetos, el mundo adquiere la fisonomía de un mundo humano y familiar.

En cuanto constituye un saber transmisible, el lenguaje es un hecho cultural. En el lenguaje se cristaliza lo que largas generaciones han ido acumulando. A través de la palabra se transmite la riqueza de la cultura: los significados del mundo y de las cosas se abren mediante la palabra a todo nuevo ser humano que entra a formar parte de la sociedad.

' La naturaleza del significado' '

La respuesta a la pregunta “cuál es el significado del significado”, no es tan obvia. Toda una parte de la filosofía del lenguaje intenta responder a esta pregunta

Geoffrey Leech ha dicho que existen esencialmente dos tipos diferentes de significado lingüísticos: el conceptual y el asociativo. Para Leech el significado conceptual de una expresión tiene que ver con la definición misma de las palabras y las características de sus definiciones. El tipo de significado se trata usando la técnica llamada del análisis de la característica semántica. El significado conceptual de una expresión inevitablemente involucra tanto a la definición (también llamada “connotación” e “intención” en literatura) como a la extensión (también llamada “denotación”).

El significado asociativo de una expresión tiene que ver con lo que el individuo entiende mentalmente del que habla. Este significado asociativo, puede ser sub-dividido en 6 tipos: connotativos, con locativo, social, afectivo, reflexivo, y temático.simepre sera tematico.

Generalmente hablando, ha habido seis diferentes maneras de intentar explicar qué es el significado lingüístico. Cada una ha sido asociada a su propio cuerpo literario.

Las ideas de la teoría del significado se asocia con la tradición británica empírica de Locke, Berkeley y Hume. Dicen que el contenido del significado es puramente mental, provocado por los signos. Sin embargo, esa visión del significado ha sido cuestionada por numerosos problemas desde el principio. El interés se ha renovado por algunos teóricos contemporáneos bajo el disfraz de internalizó semántico.

La teoría de la verdad condicional se sostiene en qué condiciones tiene que tener una expresión para ser verdadera o falsa.

Las perspectivas de Teóricos del Uso entienden que el significado involucra o esté relacionado con actos de lenguaje y su particular pronunciación, no a la expresión en sí misma. Wittgenstein ayudó a crear esa idea del significado del uso.

Referencias a las teorías del Significado también llamada colectivamente externalizo semántico ven al significado como algo equivalente a esas cosas en el mundo que están conectadas con signos.

Los teóricos verificacioncitas del significado, están generalmente asociados con el positivismo lógico el movimiento de principio de siglo XX. La fórmula tradicional de esta teoría es el método para ver el significado de una frase. Éste es el de verificación o falsedad.

Las teorías pragmáticas del significado, esto incluye a cualquier teoría por la cual el significado de una frase es determinado por la consecuencia de su aplicación

EDITADO PÓR EDWIN MADRIGAL F.

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